La cumbia solía fastidiarme. Cada vez que escuchaba una canción nueva de este género, o incluso canciones de hace diez, veinte años, una pregunta pasaba por mi cabeza: ¿Donde está la innovación?
Para mi, todos estos temas sufrían del mismo problema. Instrumentación similar, ritmo similar, armonía similar, melodías similares. Pensaba que los primeros grupos de cumbia, tanto en toda Latinoamérica como, específicamente, en Chile, habían sido verdaderos revolucionarios en cuanto a música popular. Crearon una idiosincrasia que yo, al escuchar cualquier "nuevo" exponente, esperaba ver expandirse y fusionarse en nuevas e interesantes direcciones, pero no vi estas direcciones.
Por eso es que Gonzalo Martínez y sus congas pensantes fue un álbum muy importante para mi. Era exactamente lo que estaba buscando respecto a esta fusión de las características tan únicas y especiales de la cumbia con otras ideas más "modernas" (quiero decir, lo que yo consideraba moderno). Me dio una cierta esperanza sobre la música que podía hacer, la música que podía existir cuando uno incorpora la cultura en la que nació o se crió con influencias externas (para mi, esto significa toda la información, buena o mala, que he obtenido al crecer con la internet a mi lado).
Pero mientras más escuchaba este álbum, se volvió más importante en su demostración de porqué mi opinión sobre la cumbia estaba (a mi parecer actual) equivocada.
Ahora pienso que disfruto de la cumbia porque es un recuerdo de lo que Latinoamérica fue, es y se supone que debería ser. Gonzalo Martínez y sus congas pensantes brilla justamente porque estas canciones, algunas de las cuales tienen más de sesenta años, no han cambiado y se han mantenido en la consciencia colectiva de nuestra cultura. Memorias que se transmiten junto con estas ideas que no tienen porqué cambiar, está ahí para influenciarnos en nuestra propia idiosincrasia, para ser otra fuente de inspiración.
Ahora, lo que había escrito antes, que sí trata del álbum y no de lo que sea que acabo de decir sobre la cultura y etcéteras:
Gonzalo Martínez y sus congas pensantes es, antes que nada, un homenaje; con excepción de La cumbia triste y La cumbia del pepino, todas las canciones son clásicos que Jorge González se sabía de memoria y que solía escuchar en su infancia en las calles y en las fiestas. No puedo evitar pensar que detrás de estas interpretaciones yace una nostalgia por aquellos tiempos de su niñez y por esos lugares, en especial considerando que en ese tiempo vivía lejos de Chile.
Es, además de un homenaje, una innovación. Manteniendo el amor que tienen por estas canciones, Gonzalo Martínez logra añadirles las influencias de su presente (la escena house y techno de Alemania y Nueva York de los 90s) y así crear un sonido cuya idiosincrasia (creo yo) resuena perfectamente con la de la Latinoamérica globalizada, donde es imposible evitar la influencia extranjera, pero aún así tiene toda una historia cultural que termina mezclándose con dicho agente externo.
En fin, me gusta mucho este álbum.
1Originalmente publicado en rateyourmusic.com